martes, 30 de agosto de 2011

Solo ahora.


Entrégate al hoy, no temas del mañana,
Vive el ahora no te aferres al pasado.
Que si al acercarte no te estremeces
Años de historia no pesan nada.
Costumbres amor, solo costumbres,
Que horadan el alma y enfrían la piel.
Y el fuego que arde en cada amanecer
Mañana será solo ceniza;
Polvo corazón que ensucia lo bello
Que cubre de abandono y envejece lo querido.
¿Qué puedo darte más allá de mi presente?
Más allá de la magia que se desprende,
No quiero nada más, no deseo algo diferente,
Adoración viva, cariño sentido íntegramente.
Víveme ahora amor, que mañana no se sabe,
Y si quieres una seguridad solo una puedo darte:
A pesar de mí, por este único instante
(En que tus ojos se clavan en mis pupilas anhelantes)
Te quiero mucho más que nada o nadie.

martes, 23 de agosto de 2011

De mentiras varias

¿Cómo hacer para ser tú y no llorar por mí?
¿Cómo hacer para ser yo y aprender a llorarte al fin?
¿Cómo hacer querido? ¿Cómo pensar, como sentir?
De  nuevo…
Tiene uno que ser muy vos para enamorarte así,
Tiene uno que ser muy yo para no enamorarse de ti.
(O mejor dicho, para poderlo tan bien fingir)

martes, 9 de agosto de 2011

Coral


La coraza en tu interior ha conocido el miedo.
No el miedo de la indiferencia mujer serpiente,
Eres inmune al veneno de desprecio que corre en tus venas.
No sientes pánico de la soledad, tu fiel amiga, pérfida.
El azabache de tus ojos no se amilana ante el enemigo más mortal,
Te regocijas en el dolor frío antesala de la muerte, la ajena, cruenta victimaria.
¡Ah, pero como tiemblas ahora diosa licántropa!
Despliegas tus armas en inútil agonía, en torpe lucha, acorralada.
Tu orgullo rancio te impide partir en franca huida, y te quedas en vana guerra.
No te quedes en posición de lid mujer, que no hay batalla por luchar,
Repliega tus armas que tus murallas están cuarteadas.
Mueres ahora de miedo ante aquel que mansamente pretende tus encantos,
Porque no conoces terror mayor que un ardoroso amor correspondido.

Y hablando de pesares...


Mil demonios se posan en la boca de mi estomago, destilan odio. Cargados de pestilencia encuentran asidero allí donde no alcanza la luz, donde todo lo bueno se convierte en un vaho pútrido que va carcomiéndome las entrañas.
No, no lo pueden ver. Cobarde como es, el infeliz se camufla bajo sonrisas simuladas. Porque millares de pesares se conjuran en un solo ser que repta sin traba por un cuerpo inerme que ha despreciado su redención.
Prisión de carne, vil instrumento, tan solo una masa que sirve como alimento de plagas. Y todo en apariencia tan perfecto, tanta paz en un rostro anémico es sinónimo irrefutable de agonía, y aun así no lo ven…no lo pueden ver.
Arcadas agónicas irrumpen el silencio de la noche, exorcismo incompleto, expulsión falsa. Un alivio que no es tal; como el drogadicto, como el abstinente, un placebo fisiológico en busca de un bálsamo que pasa desgarrando mi garganta con estruendos de dolor.
Consuelo artificial. Sonidos guturales que erizan la piel de nadie, sin testigos, sin que haya un espíritu altruista que se atreva a inmiscuirse, causa perdida lo saben, guerra perdida se entiende…maldición perpetua.
Las pupilas se anegan en lágrimas de frustración mientras el cuerpo en un último esfuerzo va buscando el final del tortuoso ritual. En busca del vacío, se desata un torrente maligno que fluye arrastrando consigo el néctar mismo de la vida…la vida se me va yendo a coutas por el drenaje.  
Y todo se va, todo se pierde y se diluye en agua. Todo, menos el mal nauseabundo que con garras y ganchos está anclado en mí ser. No hay vomito alguno que pueda expulsarle de allí…
Una oda a vos maldición miserable que vas consumiendo mi salud.

lunes, 8 de agosto de 2011

Plegaria



Silencia mis labios señor, calma el ímpetu de mis dedos, de mis ojos. No me dejes caer, no me permitas recaer. Conserva el mutismo en mi existir, que las razones las conoces todas.


Que mi verdad la conoce el cielo, la conoce la luna, el techo de mi cuarto, la soledad de mis sabanas, la madrugada, mis demonios. La sabe todos menos a quien corresponde saberla ¡Acalla mis sonrisas a sus ojos!

Destroza el ruido que corre en mi ser. Quítame las ganas de gritarle al viento su nombre, de llorar a sus pies, de proferir a viva voz todo esto que me carcome tan adentro.

No dejes desbordar el rio de sentir que llevo estancado conmigo, hazlo por mí, hazlo por él. Que prefiero morir ahogada antes que dejar que mi maldición anegue su vida.

Tú sabes con cuanto amor he callado, no dejes que ahora mi debilidad destruya esas compuertas que construí para él, por culpa de él, para resguardarme de él.

¡Ayúdame por favor que siento que ya no puedo sola! Que una sola mirada suya, una sola sonrisa, podría destrozar todo cuanto hay en mí. Protégeme de él, protégelo de mí y de lo que siento. Que tanto silencio no va en vano y me moriría antes de dañarle.