sábado, 7 de mayo de 2016

DE ERRORES

Es de noche. Estás cansada pero sigues sin poder dormir

Él, tranquilo, duerme a tu lado. Tratas de pensar que la cama en la que estás es lo suficientemente grande para dos, pero aunque la cama fuera de diez metros sentirías la sensación de ese cuerpo extraño a tu lado, respirando...

Hay algo de este experimento que no termina de gustarte, será una larga noche.

Te mueves un poco acomodándote entre las sabanas que vas a compartir, él despierta, te mira un poco confundido y vuelve a dormir. Lo miras ¿cómo es posible que pueda dormir con la boca abierta sin babiar? Te ríes, tratas de sacar el pensamiento de tu cabeza, finalmente apagas la luz, te remueves un poco buscando esa postura perfecta para dormir.

Tu movimiento lo despierta. En la semioscuridad te mira ¿cómo es posible que puedas dormir con la cara contra la almohada sin ahogarte? Tal vez debió dejar que tomaras un taxi, ¿qué estaba pensando en el momento en qué te pidió que te quedaras? cuando insistió. Quizás no fuera una buena idea...

Se mueve y te siente despertar, en verdad tienes un sueño liviano. Volteas el rostro y lo descubres mirandote, él ve tu cara adormilada, tu pelo desordenado sobre la almohada, tu figura bajo las sabanas...

Se acerca, baja su mano por la curva de tu espalda hasta tus nalgas las que acaricia con una suavidad que es casi termura. Sin pensarlo mucho subes una mano por su pecho hasta acariciar su rostro. Ambos suspiran. Tal vez no todo resulte tan mal después de todo...