sábado, 7 de enero de 2012

Tuya

Ella habla de errores, de olvido; Ella te entrega razones, te da porqués; Ella se cobija en mentiras y orgullo. Pero son sus manos las que se aferran a ti cuando te alejas, cuando le obedeces, a Ella a quien más. Cuando tu boca pronuncia el adiós que sus palabras incitan son sus ojos, los de Ella, los que te ruegan angustiados que te quedes.

Ella te habla como si fuese otra la que sintiese, como si fuese ajena a si, como si fuera otra la que viviese, otra la que llorase, otra la que callase, la que ocultase, otra el alma que sufriese. Como si hablara de otra Ella que no fuese ella misma.

Ella se refiere a un ustedes que, entre Ella y vos, es un nosotros. Ella le escribe a un alguien que dice que no sos vos, cuando los dedos de Ella solo hablan de vos. Ella y su boca, Ella y su mente saben muy bien mentirte dentro de un cuerpo ajeno que no reconoce mentiras. Porque del mismo rostro que dice ‘olvídame’ brotan las lágrimas que gritan ‘Por favor, no lo hagas’.

Las lágrimas de ella son tuyas, aunque Ella no las reconozca como propias y no te acepte como origen y causa de ellas, tuyas.  Las palabras que te dice son de Ella, lo único suyo, lo único propio ajeno a ti; mentiras puede decirse, pero mentiras su propiedad.

Ella habla, Ella jura, Ella asegura, Ella nunca responde, no te corresponde. Pero pregúntale por lo que quiere, por lo que desea, por lo que añora y espera su silencio…Ella nunca te va a decir que Ella dejó de ser Ella cuando comenzó a ser tuya.  

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