martes, 1 de marzo de 2011

El tiempo todo lo destruye.

"Y es ahora después del silencio,
Que vuelves pidiendo una oportunidad para hablar.
Y yo no puedo dártela.

A mí que ya no me dolía,
Que casi había olvidado tu ausencia y tu indiferencia no hablada,
Ha vuelto una luciérnaga a echar luz sobre lo que fue.

Pero no puedo escucharla,
No. El tiempo abrió su abanico de posibilidades,
Y tú no tomaste ninguna.
No soy yo quien, ahora, decida volver a sacar otro abanico,
Otras oportunidades,
No, ya no me corresponde.

Y puedes decir lo que tengas que decir o no decirlo
Ya no importa aquí.
No le importa al tiempo, y es a él a quien debes convencer.
Fue él quien se cansó y se fue diciendo que a él y a mí nos valía madre.

Ay cariño! ¿Por qué te dejaste comer la lengua por la cobardía?
¿ No ves que el daño ya es irremediable?
Y que el tiempo todo lo destruye.
Y tú que lo ignoraste, nos destruiste.

No pensaste que al otro lado del teléfono estuve yo esperando
 todo este tiempo una llamada tuya.
Que una noche intranquila quise llamarte pero no estuviste.
No viste que nuestra amistad era tanto más para mí.

Y ya no está.
Y duele, y ya no hay vuelta a atrás.

Es una calle de un solo sentido. El tiempo no conoce tiempos.
Casi ya no importa lo que yo quiera o quieras tú,
Sólo importa el tiempo que se escurrió. Y a él no le importa.

Nos perdimos.
Nosotros que creímos tan fuerte nuestra amistad,
Nos perdimos.

Porque tú te alejaste un día sin más, y yo me quedé aquí sin más.
Y sólo queda el olvido como el mejor de los perdones y la mejor de las venganzas.
Sólo el olvido y el tiempo que todo destruyó.

No digas ahora que podemos volver,
no podemos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario